Los investigadores Jesús Fernández Gómez, Emilio Gómez Milán, Oscar Iborra y Vicente Caballo, del CIMCYC, junto con el equipo de investigación dirigido por Germán Gálvez de la Universidad de Temuco en Chile (y Universidad de Salamanca) y con la colaboración de Javier Albayay de la Universidad de Trento (Italia), han desarrollado un modelo termográfico para evaluar la ansiedad social, ya que hasta la actualidad no existía un índice psicofisiológico objetivo de la misma. El modelo ha sido publicado en la revista Anxiety Stress Coping.
Utilizando como referencia un cuestionario subjetivo de ansiedad social (SAQ de Caballo y cols., 2015) se desarrollaron cinco tareas sociales que los/as participantes, altos y bajos en ansiedad social, debían realizar: mirar a los ojos a un desconocido/a mientras le cuentas tu curriculum; tener interacción social con un desconocido/a atractivo que muestra interés por ti (un actor /actriz); defender que eres el mejor candidato/a en una entrevista de trabajo; suspender un examen de cultura general (que es difícil pero se informa que es sencillo); y, por último, reclamar por la venta de un producto en mal estado a un dependiente no colaborativo.
Durante la realización de las citadas tareas, los/as participantes fueron grabados con una cámara termográfica de alta resolución. Se estudiaron los cambios térmicos (de al menos 0.3ºC) en diferentes regiones corporales, sobre todo faciales: frente (cuyo cambio térmico se ha vinculado con esfuerzo cognitivo), mejillas (cuyo cambio térmico se ha asociado a regulación emocional) y la punta de la nariz (cuyo cambio térmico se ha asociado a activación autonómica, su subida térmica con dominio parasimpático y su bajada con dominio simpático).
El resultado principal del estudio fue que a través de las tareas, los/as participantes con alta ansiedad social mostraban subida térmica nasal frente a los/as participantes de baja ansiedad social, que tendían a mostrar descenso térmico en la punta de la nariz. El dominio parasimpático en situaciones adversas se ha vinculado en estudios previos con la respuesta de congelamiento. La tarea más discriminativa para clasificar ansiedad social fue mirar a los ojos a un desconocido/a, con un 70% de exactitud y un 30% de falsas alarmas.
Esta investigación abre la puerta a establecer un procedimiento que permita discriminar de manera objetiva mediante termografía diferentes tipos de ansiedad.
Referencia completa:
Fernández, J., Albayay, J., Gálvez-García, G., Iborra, O., Huertas, C., Gómez-Milán, E., & Caballo, V. E. (2023). Facial infrared thermography as an index of social anxiety. Anxiety, Stress, & Coping, 1-13. https://doi.org/10.1080/10615806.2023.2199209