Trasladando el concepto de “deshumanización” a las relaciones entre personas y animales

Jue, 23/03/2023 - 09:15
0
23/03/2023
Referencia: Gradidge, S., Alcañiz-Colomer, J., & Loughnan, S. (2023). Inhuman animals: moving dehumanization into the domain of human–animal relations. Current Opinion in Behavioral Sciences, 50, 101249. https://doi.org/10.1016/j.cobeha.2023.101249
Referencia: Gradidge, S., Alcañiz-Colomer, J., & Loughnan, S. (2023). Inhuman animals: moving dehumanization into the domain of human–animal relations. Current Opinion in Behavioral Sciences, 50, 101249. https://doi.org/10.1016/j.cobeha.2023.101249

Joaquín Alcañiz Colomer, investigador predoctoral en el CIMCYC e integrante del grupo de Psicología de los problemas sociales (HUM-289), ha participado en un artículo de revisión y síntesis de la literatura científica sobre las relaciones entre personas y animales. La revisión, realizada junto con Sarah Gradidge (Anglia Ruskin University), y Steve Loughnan (Universidad de Edimburgo), se centró en las estrategias cognitivas que usan las personas para justificar el daño causado a los animales de granja, específicamente en la deshumanización y la negación de la mente.

La deshumanización ocurre cuando se niega a otras personas o grupos sus cualidades humanas. Este no es un proceso casual, sino que es motivado y tiene consecuencias importantes. La deshumanización se emplea para justificar, facilitar y excusar el daño realizado a otras personas o grupos. En esta revisión se argumenta que las personas usan esa misma flexibilidad en la atribución de mente y humanidad a los animales no humanos poniendo el foco en los animales de granja. Aunque no se puede deshumanizar a los animales (puesto que no son humanos), hay una amplia evidencia empírica de que opera un proceso similar de minimización de sus capacidades mentales o de negación de su “mente” (e.g., verlos incapaces de pensar de forma inteligente, de sentir emociones o dolor) que contribuye a justificar el daño que llevamos a cabo contra ellos.

Así, estas estrategias forman parte de un proceso más amplio, conocido como la “paradoja de la carne”, esto es, sobre cómo la mayoría de las personas dicen preocuparse por los animales y, sin embargo, esas mismas personas (paradójicamente) consumen animales y productos procedentes de ellos, lo que inevitablemente causa daño estos. Cuando negamos que los animales poseen mente se debilitan los motivos por los que los animales de granja son objeto de preocupación moral, atenuando la culpa que podría experimentarse por causarles daño. Por ejemplo, varios estudios muestran que las personas tienden a hacer menores atribuciones de mente a los animales de granja que a otros animales no percibidos como “comestibles”.

En este sentido, se han propuesto diversas estrategias que podrían emplearse para restablecer la preocupación moral por los animales y, de este modo, mejorar y proteger su bienestar aunque las investigaciones que las han puesto a prueba no ofrecen resultados claros. Por ejemplo, cabría esperar que si la falta de preocupación moral surge de negar su capacidad mental a los animales, una estrategia sería trabajar para que se considerase a los animales de granja de otra forma. Sin embargo, por el momento esta estrategia no ha mostrado ser efectiva. Así, aunque aumenten las creencias de las personas de que los animales de granja son sociables e inteligentes, no aumenta la preocupación moral por ellos.

Por último, en nuestra opinión, merece la pena examinar las similitudes y diferencias entre la deshumanización de exogrupos humanos y la negación de la mente de exogrupos animales con el objetivo de encontrar mecanismos para aumentar la preocupación moral que despiertan estos últimos y mejorar sus condiciones de vida.

Referencia: Gradidge, S., Alcañiz-Colomer, J., & Loughnan, S. (2023). Inhuman animals: moving dehumanization into the domain of human–animal relations. Current Opinion in Behavioral Sciences, 50, 101249. https://doi.org/10.1016/j.cobeha.2023.101249

Créditos foto número 1: Foto de John Riojas en Unsplash

Créditos foto número 2: Foto de Ben Mater en Unsplash