
¿Todos los condenados por violencia de género tienen el mismo perfil? Esta pregunta guía una investigación que, por primera vez, ha analizado en profundidad las diferencias entre dos perfiles de hombres condenados por violencia de género: los especialistas, que solo han ejercido violencia contra su pareja, y los generalistas, que además han cometido otros tipos de delitos.
Este estudio, realizado por investigadores/as del CIMCYC del grupo Pninsula y de la Universidad de Otavalo/Universidad de las Américas, ha comparado características personales y psicológicas, y también el papel de las funciones ejecutivas (habilidades cognitivas como memoria de trabajo, inhibición, toma de decisiones y flexibilidad cognitiva) de hombres condenados por violencia de género para entender mejor quiénes son, cómo piensan y qué los diferencia. El objetivo: adaptar los tratamientos a sus necesidades específicas y reducir la reincidencia.
Para ello, este equipo de investigación evaluó a 1,093 hombres que cumplían condena o participaban en programas de intervención judicial en centros penitenciarios de Andalucía. A través de entrevistas, pruebas psicológicas y tareas cognitivas, los clasificaron en dos grupos: 523 especialistas y 482 generalistas. La hipótesis fue que conocer mejor los perfiles psicológicos y sociales de estos hombres podría mejorar la eficacia de las intervenciones y prevenir futuras agresiones.
¿Qué diferencias se encontraron entre los agresores "especialistas" y los "generalistas"?
Los resultados mostraron que los especialistas eran mayores, tenían hijos y un historial centrado exclusivamente en la violencia de pareja, que puede incluir agresiones psicológicas, físicas y sexuales. Además, tendían a culpar a su expareja de su situación, y presentan mayor capacidad de empatía cognitiva (es decir, entienden mejor el punto de vista del otro, aunque no siempre lo compartan emocionalmente). En cambio, los generalistas eran más jóvenes, tendían condenas más largas y presentaban más problemas de adicciones y distorsiones cognitivas sobre la violencia. También es más probable que hayan presenciado violencia en su infancia, lo que sugiere una posible transmisión intergeneracional del comportamiento agresivo.
Un hallazgo especialmente interesante fue que, contra lo que se esperaba, las funciones ejecutivas no se diferenciaron significativamente entre ambos perfiles. A pesar de que este tipo de habilidades cognitivas se han relacionado con la violencia, en este caso no marcaron una diferencia clara entre ambos tipos de agresores de pareja. En cambio, la capacidad de tomar perspectiva, una forma específica de empatía cognitiva, sí fue un factor diferenciador importante.
Esta investigación puso de manifiesto que los agresores de pareja no son todos iguales. Comprender sus diferencias podría servir para adaptar mejor los programas de intervención: lo que funciona con un agresor generalista —más impulsivo, con más adicciones al alcohol y otras drogas y con violencia extendida— no necesariamente será efectivo con uno especialista, cuya violencia está focalizada en el ámbito de pareja.
Finalmente, este estudio abre nuevas líneas de investigación: ¿estos perfiles se repiten en otras culturas o regiones? ¿Qué papel juegan factores económicos, educativos o familiares? Además de lo anterior, también invita a revisar los tratamientos actuales, que muchas veces parten de la idea de que todos los agresores son iguales y, por tanto, reciben intervenciones estandarizadas que no siempre se ajustan a sus características particulares.
Referencia
Pérez-Cámara, N., Teva, I., Pérez-García, M., Burneo-Garcés, C., & Hidalgo-Ruzzante, N. (2025). Specialist versus generalist intimate partner violence against women (IPVAW) perpetrators: Comparison on sociodemographic, violence, psychological, social cognition, and executive functioning variables. Psychology of Violence,15(2), 142–153. https://doi.org/10.1037/vio0000539
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